Quilmes derrotó 91-86 a Tomás de Rocamora. El equipo marplatense penó hasta el cuarto final pero su debilidad defensiva. La corrigió a tiempo y se benefició de los habituales aciertos de Maciel en los cierres.
Por Sebastián Arana
Quilmes derrotó por 96-91 a Tomás de Rocamora de Concepción del Uruguay en el inicio de la segunda fase de la Liga Argentina de Básquetbol y estiró su invicto como local a siete encuentros en el torneo. Como es una costumbre, en un juego siempre atractivo, el elenco “tricolor” sufrió, pero encontró la fórmula de encarrilar el partido hacia el final.
No pareció, de movida, una noche demasiado complicada para Quilmes. Después de unos minutos iniciales parejos, el elenco local comenzó a distanciarse en el marcador a partir del ingreso del base Darío Skidelsky, quien reavivò a los suyos con su desparpajo. El chaqueño lastimó con sus penetraciones y, en la última jugada del cuarto inicial, ahorcado por el reloj, cortó una salida rival y ejecutó un triple que entró “limpito” para darle a su equipo una buena ventaja: 25-16.
Por momentos, entre el final del primer cuarto y la mitad del segundo, la ofensiva quilmeña funcionó como una máquina bien aceitada. Pase y pase para terminar un buen tiro. Como si fuera poco, “Juane” De la Fuente alternó más buenas que malas cuando ingresó a la cancha. Cuando faltaban cuatro minutos y fracción, el equipo local ganaba 41-32.
Lo que ocurrió luego es difícil de explicar. Quilmes se anuló ante los cambios defensivos entrerrianos. Los pasajes a zonas o combinadas fueron un jeroglífico difícil de descifrar. Y al tiempo que se nublaba adelante iba perdiendo toda consistencia defensiva. Rocamora, con Más Delfino y Cristian Romero muy determinantes, aprovechó y le endosó un parcial de 17-0 que lo dejó tambaleando.
La visita se llevó al descanso una luz de siete puntos (49-42), pero los dirigidos por Gelpi lo acomodaron todo muy rápido en el tercer cuarto. Bastó la capacidad de Merlo para jugar el uno contra uno y lo fino que ingresó Eseverri para tirar a distancia.
En tres minutos Quilmes ya había nivelado el tanteador y continuó lastimando casi a voluntad cada vez que atacaba. Sin embargo, cada vez que los uruguayenses fueron all aro convirtieron con facilidad. Entonces se generó un furioso intercambio de gol y gol que concluyó con el equipo local al frente 73-71 al cierre del cuarto.
Afortunadamente para sus posibilidades, Quilmes encontró la fórmula para protegerse de los rompimientos rivales en el cuarto final con un pasaje a defensa zonal. A partir de la mayor seguridad defensiva, logró por fin controlar el partido. El ingreso de Maciel, cuándo no, también fue clave. Rompió con sus tiros abiertos los intentos rivales de volverse a refugiar en una zona y le puso un poco de calma al frenético ritmo de sus compañeros, a veces contraproducente.
Cinco tiros de tres puntos, tres de ellos de Maciel, aplicó Quilmes en el cuarto final. Fue casi como haberse quedado con el “ancho” de espadas para la mano final. El equipo marplatense hizo suyo un juego atractivo y comenzó con felicidad la segunda fase. El jueves Deportivo Viedma será un rival aun más exigente.
Síntesis
Quilmes (96): A. Merlo 17, R. Pelorosso 9, G. Eseverri 14, J. Merchant 10 y A. Reinick 12 (FI); I. Catani 6, D. Skidelsky 7, M. Maciel 9 y J. E. De la Fuente 12. DT: Manuel Gelpi.
Rocamora (91): T. Gutiérrez 7, J. Catalín 9, J. C. Bergel 6, M. Caire 2 y D. Jelks 20 (FI); C. Romero 14, I. Gerbaudo 12, G. Impini 6 y A. Mas Delfino 15. DT: Juan Manuel Varas.
Estadio: Polideportivo “Islas Malvinas”.
Árbitros: Alejandro Ramallo-Cristian Alfaro-Franco Ronconi.
Parciales: 25-16, 42-49 y 73-71.